¿Los estándares de bienestar de los edificios abordan el control de infección?
Al inicio de la pandemia, el International Well Building Institute entró en acción rápidamente para revisar el estándar de WELL, examinando cómo afecta el esparcimiento de infecciones y si puede ayudar a prevenirlo. WELL está organizando alrededor de 10 temas que van desde calidad del aire y de agua hasta otros conceptos que son relevantes para el control de las infecciones como el estado físico y la salud mental. Contiene guías para promover la higiene: empieza con cosas sencillas como usar signos para promover el lavado de manos, hasta políticas detalladas para diseñadores y para el personal de gestión de las instalaciones. También, mira los tipos de superficie que están especificados –¿Son fáciles de limpiar? ¿Albergan contaminantes? En un nivel operacional, aborda aspectos como la capacitación del personal, los productos de limpieza y los protocolos. Así que, con el lavado de manos por ejemplo los dispensadores de jabón deberían ser sin contacto para poder limpiar nuestras manos sin contraer patógenos, y deberíamos poder secarlas usando papel o dispositivos sin contacto.
No necesitamos “bombas químicas” – aún podemos usar productos saludables y amigables con el medio ambiente.
Al mirar los químicos con que matamos el coronavirus, los científicos han encontrado que unos productos muy sencillos con ingredientes básicos como alcohol, son la mejor forma de lidiar con él. Es importante usar los productos adecuados, no solo para contener los virus, sino también asegurar que no comprometamos la calidad del aire y la salud de forma más general.
El criterio de WELL sobre la calidad del aire hace una enorme diferencia.
El concepto de aire de WELL busca asegurar altos niveles de calidad del aire interior a través del periodo de vida del edificio. Al controlar cuidadosamente su flujo y el suministro de aire fresco se puede reducir el riesgo de infección cruzada. Para edificios ventilados mecánicamente es absolutamente crucial, por ejemplo, que los filtros correctos sean instalados y limpiados regularmente o cambiados para asegurar que ninguna bacteria o virus sea traída al espacio. WELL tiene requerimientos estrictos tanto en la especificación de equipos como en el mantenimiento de regímenes.
Tal vez ahora otras áreas de estándares de bienestar cobrarán importancia.
Un aspecto clave de WELL es que las organizaciones deben preparar un plan de manejo de emergencias, para lidiar con riesgos tales como incendios, terremotos e infecciones. En el caso de una pandemia, deben tener medidas para informar al personal del riesgo, proveyendo formas alternativas de trabajo, e implementando estrategias para población de riesgo, entre otros. Todo esto ya era estándar. Por ende, los edificios con una estrategia WELL pueden estar un poco mejor preparados para la situación actual.
Edificios que promueven el uso de escaleras sobre ascensores les irá mejor post-COVID.
Dar a las personas acceso a escaleras y hacerlas una característica prominente es un aspecto clave de WELL, porque anima a los ocupantes a moverse, socializar y mantenerse en forma. Será más fácil distanciarse socialmente en un edificio con escaleras de buenas dimensiones que ofrezcan espacio suficiente para que las personas suban y bajen a la vez, en vez de una escalera de incendios angosta o un elevador.
Claramente, el estándar de WELL necesita trabajar de forma paralela con otras guías.
Un estándar como el WELL es simultáneamente una guía y a través de la certificación, una evaluación de condiciones e intenciones en un momento especifico en el tiempo. Las organizaciones aun tendrán que evaluar y adaptarse a la forma en que su espacio particular trabaja para su personal y para las actividades que tienen que hacer. Es curioso ver cómo la tendencia actual del trabajo desde casa inevitablemente impactará el diseño de espacios de trabajo que van a formar futuras versiones de WELL.
La crisis ha iluminado un punto más amplio sobre bienestar y porqué debemos mantener a las personas más sanas.
Es importante recordar que en la reducción de riesgos hay más que buena higiene y distanciamiento social. Aparte de la edad, los grupos que parecen ser más vulnerables al COVID-19 son aquellos con condiciones pre-existentes como el asma, los problemas de corazón, la obesidad o la diabetes tipo 2. Estas suelen estar vinculadas a estilos de vida poco saludables o a malas condiciones de vida y trabajo. Por ejemplo, se cree que la mala calidad del aire es responsable por la muerte prematura de 400,000 personas en Europa cada año. Un edificio saludable, bien diseñado, puede contribuir al bienestar físico y mental. Así, si las personas se infectan con un virus tienen mejores oportunidades de tener una recuperación más rápida y completa.
Por: Meike Borchers, Directora de Sostenibilidad y WELL AP, WSP Alemania. Mayo 26 del 2020