Actualmente, la gestión hídrica tiene cuatro objetivos importantes, según comentó Paula Ramírez, geóloga y doctora en Geoquímica de WSP: “El primero, fomentar la reutilización de las aguas de procesos, lo cual permite reducir el consumo de agua fresca que se hace actualmente; el segundo, minimizar las aguas de contacto y manejar eficientemente el recurso del ecosistema en el cual se abastecen, sean superficiales o subterráneos; tercero, fomentar el uso de nueva tecnología que permita alcanzar mayor eficiencia en el proceso; y por último, el cumplimiento irrestricto de cara a la autoridad y comunidad”.
Con estos objetivos en mente se ha logrado implementar una serie de buenas prácticas, como por ejemplo: la reutilización de aguas de procesos y de planta que significa optimizar lo máximo posible para evitar el desaprovechamiento del agua fresca; reducir eficientemente el uso de agua en los procesos; dejar de usar fuentes que son locales como aguas subterráneas y dejarlo para el consumo de otros actores; utilizar directamente aguas de mar en los procesos; y, diversificar las fuentes de agua.
Los grandes desafíos van en el marco de estos objetivos y el desafío mayor es encontrar la tecnología y procesos que apunten a esta eficiencia. “En el caso de Chile ha habido un crecimiento importante en la desalación y bombeo de agua de mar hacia las operaciones. La industria minera ha hecho importante gestión y avances para la reducción de consumos de agua a través de cambios tecnológicos, reutilización y recirculación, además del uso de agua salada”, aseguró Alfonso Guijón.
Actualmente, el Grupo de Aguas está desarrollando varios proyectos para dar solución a mineras con respecto a la optimización de sus recursos hídricos, entre los cuales destaca, el proyecto Circular DGA N°3, el cual tiene como objetivo entregar el fundamento técnico para optimizar el uso de aguas frescas, y así mejorar la eficiencia de la operación de las Barreras Hidráulicas del Tranque de Relave Quillayes y Mauro, Minera Los Pelambres.