Con base en lo anterior, es posible decir que el impacto de las ciudades inteligentes es positivo en muchos aspectos de la vida cotidiana, haciendo que el día a día de sus habitantes sea más organizado, mejor planeado y por qué no más efectivo. Así mismo, las instituciones administrativas tienen la posibilidad de adquirir información cierta de la ciudad, conformando históricos de mediciones y estados ambientales, de movilidad, de salud, climáticos, entre otros; así como de tener canales directos para mantener informada a la comunidad en tiempo real de todo lo que ocurre en esta.
Los resultados que se han visto en las ciudades que han ido integrando los conceptos de Ciudad Inteligente, han obtenido diversas ventajas:
- La reducción de costos a medida que se elimina la necesidad de recopilar y verificar datos.
- Un mejor aprovechamiento de la infraestructura existente, como el caso de la de alumbrado público.
- Obtención de sistemas integrados de ciudades y servicios impulsados por datos.
- Mejor comprensión de las necesidades de las comunidades.
- Identificación de objetivos claros y oportunos desarrollados en colaboración con los ciudadanos.
- Una mayor transparencia en la toma de decisiones.
- Mayor desarrollo de modelos de asociación.
- Mayor oportunidad de solucionar problemas en la ciudad de forma asertiva.
- Creación de nuevos negocios y comunidades innovadoras.
- Una mejor calidad de vida para los ciudadanos.