¿Dado que la planificación de infraestructura es un proceso a largo plazo, cómo pueden ser exitosos los planes maestros aeroportuarios, especialmente en un contexto de rápido cambio tecnológico?
Juan Negroni: En relación con los futuros planes maestros del sistema aeroportuario regional, se ha hecho evidente que estos deben adoptar una perspectiva más amplia, considerando los aeropuertos dentro de la región como un sistema integrado. Este enfoque permitirá generar sinergias significativamente mayores y complementariedades entre los distintos aeropuertos.
Para ilustrar, tomemos como ejemplo el principal aeropuerto de Chile, ubicado en Santiago. Originalmente diseñado para 25 millones de pasajeros anuales, el Aeropuerto Arturo Merino Benítez (AMB) cuenta con dos terminales y dos pistas, pero carece de un aeropuerto alternativo cercano. En caso de un evento disruptivo, la mayoría del tráfico tendría que ser redirigido hacia aeródromos más pequeños que, lamentablemente, no cuentan con la capacidad necesaria para gestionar eficientemente un volumen tan alto de pasajeros y vuelos.
El Aeropuerto El Plumerillo, también conocido como Aeropuerto Internacional Gobernador Francisco Gabrielli, situado en Mendoza, Argentina, es uno de los aeropuertos designados como respaldo de emergencia para AMB. Sin embargo, este aeropuerto no posee la infraestructura adecuada para manejar vuelos internacionales de gran envergadura y se encuentra a 400 kilómetros de distancia, lo que lo hace poco práctico como una solución real de respaldo.
Una situación similar se presenta en Lima con el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Por lo tanto, es fundamental que la planificación a largo plazo no solo considere la expansión del AMB, por ejemplo, sino también el establecimiento de una red de respaldo sólida. Garantizar que los aeropuertos de América Latina puedan apoyarse mutuamente en situaciones de emergencia será clave para mantener la continuidad operativa y mejorar la experiencia del pasajero.
Del mismo modo, esta visión ampliada debe incluir todos los sistemas aeronáuticos, como los sistemas de control de tráfico aéreo, con el fin de aliviar los cuellos de botella que afectan a muchas zonas de América Latina, además de mejorar los sistemas en términos de seguridad, eficiencia y protección.
Alberto Ruiz: La planificación aeroportuaria exitosa, tanto a corto como a largo plazo, también dependerá de una comprensión profunda de las necesidades del mercado local y de su alineación con las políticas gubernamentales. Para ello, será necesario un compromiso activo entre las autoridades aeroportuarias, las comunidades locales y los actores gubernamentales, a fin de asegurar el financiamiento y desarrollar estrategias de planificación resilientes, sostenibles y orientadas a largo plazo que promuevan la conectividad y la sostenibilidad. Los aeropuertos de América Latina tienen un enorme potencial para convertirse en modelos globales de infraestructura aeroportuaria verde, pero solo si la sostenibilidad se integra desde el inicio en el núcleo mismo de la planificación aeroportuaria.
La clave para transformar los aeropuertos de América Latina en referentes globales de aviación sostenible radica en adoptar una planificación maestra proactiva y basada en sistemas, que integre la sostenibilidad ambiental, social y económica en todos los aspectos del desarrollo aeroportuario. Es esencial que los aeropuertos se planifiquen con visión de futuro, incorporando tecnologías y prácticas de vanguardia, como el uso de energías renovables, la conservación del agua y la reducción de residuos, al mismo tiempo que se promueve la economía circular mediante diseños de infraestructura verde.
John van Woensel: A diferencia de las aerolíneas, que en caso de un cambio repentino en la demanda pueden modificar rutas o incluso estacionar sus aviones en el desierto en cuestión de semanas, los aeropuertos deben contar con la capacidad incorporada de adaptarse al cambio. Por ejemplo, puede ser necesario modificar o ampliar infraestructura, un proceso mucho más complejo que suele tardar años. Por esta razón, los aeropuertos tienden a quedar rezagados frente a las aerolíneas, lo que hace que la planificación eficaz sea aún más importante.
La clave para una planificación efectiva es incorporar la mayor flexibilidad posible, tanto para adaptarse a escenarios de demanda específicos como para responder ante eventos imprevistos, ya que la aviación evoluciona con frecuencia de manera inesperada. En el caso de una terminal, esto puede traducirse en diseñar espacios interiores amplios y despejados que permitan reconfigurar funciones según sea necesario en el futuro. En cuanto a los accesos viales frente a la terminal, podría significar dejar espacio adicional entre el edificio de estacionamiento y la terminal para atender necesidades imprevistas, como carriles adicionales, nuevos servicios o ampliaciones del frente de la terminal.
Además, las proyecciones de demanda deben contemplar distintos escenarios: un crecimiento mayor al esperado, picos de demanda más marcados o el uso de diferentes tipos de aeronaves para cubrir las necesidades de transporte de pasajeros y carga. En resumen, no se trata de planificar en torno a un único escenario, sino de evitar cerrar las posibilidades de adaptación. Un buen plan es aquel que permite al aeropuerto desviarse de las instalaciones inicialmente previstas para responder adecuadamente a la demanda real futura.