El tráfico en las ciudades viene experimentando un importante cambio hacia la movilidad compartida: los coches compartidos y el alquiler de coches para trayectos cortos han experimentado un rápido aumento en las áreas urbanas de todo el mundo
Por otro lado, hay un crecimiento cada vez más importante de lo que llamamos micromovilidad, en la que se incluye modos flexibles para una sola persona como son los ciclomotores, bicicletas, patinetes eléctricos o manuales, etc.
El crecimiento explosivo de la micromovilidad conlleva desafíos aún no solucionados en términos regulatorios y de operación para las ciudades. Los principales desafíos para nuestras se pueden resumir en lo siguiente:
- Seguridad Vial: la principal preocupación planteada por la llegada de la micromovilidad a las ciudades es la implicación en los aspectos de seguridad vial. Dado que en general no existen regulaciones aplicables a estos distintos modos de transporte, la seguridad de circulación para los usuarios y para el resto de los ciudadanos, se convierte en un problema prioritario.
- Aparcamiento: los problemas de aparcamiento son otro de los problemas principales de los nuevos modos. En general los vehículos para la micromovilidad son nuevos en el entorno urbano y en muchos casos, como especialmente en el caso de los patinetes o scooters, no tienen lugares específicos asignados para ellos. Los aparcamientos imprudentes de este tipo de vehículos pueden causar molestias y problemas al resto de usuarios.
- Política y regulación: no existen políticas y regulaciones específicas sobre micromovilidad de manera que los servicios y agentes implicados están actuando sin una normativa aplicable, lo cual unido al gran crecimiento de estos modos genera incertidumbre respecto al uso e impacto de los mismos.
- Ciclo de vida de los vehículos: El uso de los patinetes o scooters eléctricos es un buen ejemplo de medida para ayudar a las ciudades a lograr sus objetivos de cero emisiones. Sin embargo, surgen bastantes dudas relacionadas con el ciclo de vida de estos vehículos. Es posible que su contribución a la reducción de emisiones se vea contrarrestada por su corto ciclo de vida.
- Opinión pública negativa: La población tiende a ver los nuevos usos introducidos en el transporte de forma más negativa que los modos de transporte “clásicos”. Esto puede derivar en opiniones irracionales y en una percepción sesgada sobre la micromovilidad. Por ejemplo, la accidentabilidad en micromovilidad puede percibirse como más peligrosa que la accidentabilidad en coche.
- Potencial Intermodal: La integración de los servicios de micromovilidad con los modos de transporte existentes sigue siendo un desafío y una oportunidad clave para el futuro desarrollo del transporte urbano. Uno de los estudios de WSP sobre “aprovechamiento de oportunidades” apuesta por el uso de la micromovilidad de manera integrada con los sistemas de transporte existentes para los trayectos de última milla.
En WSP hemos analizado varias ciudades desde el punto de vista de la política y regulación aplicadas en cuanto a micromovilidad, como Londres, San Francisco, Dubai o Singapur; y a su vez varios operadores – Paris, Abu Dhabi, Santa Mónica - con el objeto de exponer las diferentes tendencias actuales en las áreas urbanas más activas a este respecto.
Las conclusiones de este análisis coinciden en la necesidad de abordar los problemas y oportunidades de una forma holística: teniendo en cuenta todos los actores y las necesidades de los usuarios, subrayando la importancia de las políticas y regulaciones asociadas a la micromovilidad y considerando un enfoque con Visión de Futuro, Future Ready, en el diseño urbano de las ciudades que permita facilitar la coexistencia de los nuevos modos de una manera integrada y eficiente.