El aeropuerto de Son Sant Joan es la puerta de entrada de los millones de turistas que visitan Palma de Mallorca cada año. Muy lejos quedan los 280.000 pasajeros y 9.000 vuelos anuales que llegaban en la década de los 50. AENA, la empresa pública que gestiona la instalación, calcula un escenario de 33 millones de viajeros y 246.000 aeronaves para 2025. Estas cifras lo convierten en el tercer aeropuerto en importancia de España, tanto en volumen de pasajeros como en rentabilidad, solo superado por el tráfico de Barajas (Madrid) y El Prat (Barcelona).
Este crecimiento también obliga a modernizar y reformar un aeropuerto que ha vivido muchas transformaciones desde 1916, cuando el primer avión que consiguió llegar a Mallorca desde la Península tomó tierra en el suelo donde ahora se sitúa Son Sant Joan, pero que ahora afrontará la inversión más importante que AENA acomete desde la crisis económica de 2008.
El proyecto, con una financiación de 559 millones de euros, aumentará la capacidad operativa del aeropuerto, reducirá los retrasos y la congestión del tráfico, y mejorará la seguridad del usuario sin ampliar las instalaciones. Y será WSP Spain, en consorcio con Cemosa, la encargada de gestionar estos trabajos desde su rol de Project Management y Dirección de Obra, asegurando el cumplimiento de los costes, plazos y calidades comprometidas por todas las empresas que participarán en el proceso de remodelación del aeropuerto.
Si respetar la inversión y el calendario de trabajo son claves en cualquier proyecto, en el campo aeroportuario su importancia se multiplica, ya que es necesario adaptar la obra a los ‘picos y valles’ de demanda de pasajeros y hacerla compatible con su uso durante todo el año. En este caso, además, se trata de un entorno insular y Son Sant Joan es, junto al ferry, la única vía de acceso a la isla. “Estamos hablando de la infraestructura más importante de la economía de Baleares. Obtener el mayor rendimiento de cada euro invertido y hacerlo con la planificación adecuada para que no afecte a la experiencia del usuario depende de que nosotros, como Project Management, hagamos bien nuestro trabajo”, destacó el director de Aviación de WSP Spain, César Martínez.
Son Sant Joan recibe una gran cantidad de vuelos chárter procedentes de Europa (especialmente de Alemania y Reino Unido) y su tráfico es fundamentalmente internacional, por lo que alcanza sus niveles de pasajeros más altos en verano. Por esa razón, una vez que el Ministerio de Medio Ambiente ha aprobado la tramitación ambiental, los trabajos de reforma comenzarán en temporada baja, a partir de septiembre de este año. Y será en 2026 cuando los pasajeros que lleguen a Palma de Mallorca puedan ver la reforma completa del aeropuerto.
Las claves del proyecto
Se renovará por completo el edificio procesador y Módulo A del aeropuerto, la terminal original construida en 1997 y que, desde entonces, ha sufrido obras de mejora y mantenimiento, pero no una remodelación integral.
El objetivo de AENA es modernizar una infraestructura con 25 años de antigüedad y garantizar su sostenibilidad ambiental. Para ello se conservará el ‘cascarón’ del edificio y su estructura, pero cambiará todo el interior. Habrá más aviones conectados por pasarela para que el acceso sea directamente desde la terminal y los usuarios no tengan que subir a las jardineras, como sucede en la actualidad. Esto permitirá reorganizar los flujos de pasajeros y, por tanto, se reducirán los tiempos de embarque.
Además, se ampliará y reubicará la zona de control de pasaportes en las salidas y llegadas; la planta de facturación crecerá en 4.230 metros cuadrados y se construirá una nueva isleta con 60 mostradores más que sumar a los 192 actuales; la sala de recogida de equipajes aumentará en 3.000 metros cuadrados y se ganará suelo para espacios comerciales. Todos estos trabajos permitirán un uso más racional del aeropuerto también en temporada baja, ya que permitirán cerrar parte de las infraestructuras sin reducir la operatividad del edificio terminal.
Uno de los compromisos adquiridos con AENA es el de no incrementar el número de puestos de estacionamientos de aeronaves, sino reorganizar el espacio de un modo más racional. El propio informe de impacto ambiental recoge ese objetivo de no aumentar la capacidad ni el perímetro del aeropuerto, que se mantendrá en las 66 operaciones por hora actuales. Alrededor de un aterrizaje o despegue cada minuto.
Otra de las actuaciones destacadas se producirá en el Módulo D, donde se ampliará el dique 150 metros para encajar tres nuevas puertas de embarque de contacto y crecerá la superficie comercial, al igual que sucederá en el Módulo A.
Se modificarán los accesos para evitar congestiones y mejorar la seguridad, además de reorganizar los espacios para fomentar el uso del transporte público, reservando espacio para la futura conexión del tranvía y permitiendo la integración de un área exclusiva para el servicio municipal de autobuses. Se construirá también una nueva pasarela peatonal entre el edificio terminal y el de aparcamiento, que permitirá la comunicación entre ambos edificios sin tener que cruzar los viales abiertos al tráfico.
La normativa europea exige, además, una reforma completa del sistema automatizado del tratamiento de equipajes (SATE), con espacios más grandes para las nuevas máquinas EDS para detectar explosivos, capaces de analizar el contenido de las maletas con algoritmos matemáticos, peso atómico, densidad de cada elemento y con tecnología de rayos X.
Por otro lado, el aumento de energía que se derive del proyecto deberá provenir de fuentes de energía renovable de autoconsumo instaladas en el propio aeropuerto. Para WSP esto no es nuevo. La compañía de ingeniería ya se ha convertido en uno de los principales aliados de AENA en su ambicioso plan de reducción de emisiones.
El gran objetivo de la empresa pública, primer operador aeroportuario del mundo por número de pasajeros, es alcanzar la neutralidad en carbono antes de 2050. La compañía española ha intensificado su apuesta por la reducción de las emisiones de CO2 derivadas de su actividad, especialmente a través de un innovador proyecto que busca aprovechar los terrenos baldíos alrededor de las pistas de aterrizaje de una veintena de aeropuertos españoles para instalar plantas fotovoltaicas.
En el marco de ese plan estratégico, WSP Spain ha asesorado a AENA en los desarrollos de dos parques solares en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y en la planta del Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. AENA pretende, así, alcanzar el 100% de autoabastecimiento energético en sus aeropuertos a partir de fuentes renovables para el año 2026.
Y en el caso de Palma de Mallorca, WSP deberá comprobar y confirmar que se instalen placas solares en las nuevas cubiertas y en los aparcamientos. “Para nosotros es un orgullo formar parte de la estrategia de AENA contra el cambio climático y acompañarlos en el desarrollo de sus proyectos fotovoltaicos en algunos de los aeropuertos más importantes del país”, señaló el director de Energía de WSP, César Fernández.
Experiencia internacional
El contrato en Son Sant Joan incrementa la cartera de proyectos de aviación desarrollados por WSP en España. La compañía cuenta también con una amplia experiencia en aeropuertos internacionales como los de King Khalid (Arabia Saudí), Doha (Catar), Dallas (EEUU) y Heathrow (Reino Unido), entre otros.
AENA también seleccionó antes a WSP para el desarrollo estratégico de los estudios de funcionalidad y operatividad de once aeropuertos en España. Estos estudios incluyen diferentes alternativas y niveles de crecimiento para escenarios futuros, y permiten adaptar el crecimiento de la infraestructura aeroportuaria a un entorno cambiante e incierto, gracias a un análisis de la capacidad actual y de la situación del tráfico, un estudio de necesidades según los nuevos requerimientos del aeropuerto, una evaluación de alternativas para posibles desarrollos aeroportuarios para los próximos años y un desarrollo esquemático de la alternativa más adecuada, incluyendo una estimación presupuestaria y programática de la operación.
Como explica Manuel Pérez, director general de WSP Spain, el valor cualitativo de liderar un proyecto aeroportuario es enorme. Mucho más que en cualquier otro sector. “Es hiperespecializado, los plazos son interanuales, con un carácter internacional y en colaboración con empresas de máximo nivel”, destaca. A esto hay que añadir que el Project Management es “el servicio que ofrece mayor valor añadido al cliente porque permite estar muy cerca de él y asesorarle en tiempo real”, añade Pérez.
Por todo ello, liderar la remodelación del aeropuerto de Palma de Mallorca supone para WSP Spain un reto singular, no solo por las dificultades del proyecto y por la importancia clave para el turismo y la economía de Baleares, sino por la proyección internacional que supone transformar el tercer aeropuerto más importante de España y puerta de entrada de más de 30 millones de turistas de todo el mundo.