A veces parece que el desarrollo y la historia son enemigos. Los efectos del ambiente y el tiempo, junto a la urbanización y la creciente necesidad de contar con nuestras infraestructuras, causan que nuestros paisajes cambien. Sin embargo, los sitios y estructuras históricas nos conectan a nuestro pasado, contribuyen a nuestra identidad y con quiénes somos como sociedad.