Retos técnicos
A causa de su ubicación, muy cercana a los muelles del Puerto de Málaga, la nueva estación subterránea de La Marina cuenta con una estructura de contención diseñada para adaptarse a un nivel freático cercano a la superficie. Bajo el suelo de la infraestructura fluye además un caudal que se ha tenido muy en cuenta en la fase de diseño para evitar que la estructura tapone el flujo del agua hacia el mar.
Por otra parte, se ha diseñado una estrategia de eficiencia energética que permita un consumo casi nulo en las instalaciones. Para la climatización de los diferentes espacios se implementará un sistema de geotermia con bomba de calor y se utilizarán pozos canadienses para moderar de forma natural la temperatura del aire de aporte exterior. La estrategia de sostenibilidad contempla también el acondicionamiento térmico mediante suelo radiante/refrescante, el aporte de luz natural procedente de los lucernarios, la iluminación LED de alta eficiencia y el uso de sistemas aislados de aerotermia para la generación de agua caliente sanitaria. Para medir la eficiencia de todos los sistemas energéticos y gestionarlos digitalmente se utilizará un BMS (Building Management System).
El diseño de la estación subterránea permitirá también su integración en el proyecto del soterramiento del Eje Litoral, otra de las actuaciones centrales del Plan Málaga Litoral. La nueva vía, que discurrirá 2,3 kilómetros bajo el suelo, en el tramo entre el Paseo de los Curas y el muelle de Heredia, tiene previstas dos salidas -una en cada dirección – que conectarán con el intercambiador de La Marina. Esta actuación eliminará la brecha que existe hoy entre la ciudad y el mar. Y con toda esa superficie liberada se dará un gran protagonismo al peatón.
La estación subterránea de La Marina está también preparada para su futura intermodalidad, con un diseño que prevé posibles conexiones con las potenciales ampliaciones de las redes de Metro y Cercanías.
Como parte del Plan Málaga Litoral, el intercambiador de La Marina contribuirá a la creación de un entorno urbano moderno y sostenible que mejorará la movilidad urbana y dará prioridad al peatón, favoreciendo el transporte compartido y la reducción de emisiones.
Un modelo de ciudad ‘verde’ que, según los cálculos del Ayuntamiento de Málaga, evitará la emisión de 2.292 toneladas de CO2 a la atmósfera y mejorará la calidad de vida de los malagueños y de los miles de turistas que visitan cada año la ciudad andaluza.