El proyecto tuvo como objeto el diagnóstico del estado de la nueva línea de Alta Velocidad Madrid- Valladolid y la detección prematura de deficiencias, antes de que éstas puedan incidir en la explotación de la infraestructura.
La línea Madrid-Valladolid, de 179,4 km de longitud, cuenta con 19 viaductos, 11 túneles, 69 pasos superiores y 83 inferiores. La línea constituye la salida hacia el Cantábrico de la Alta Velocidad, desde la que se ramifican las futuras líneas a Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco. El primer tramo de la línea discurre bajo la Sierra de Guadarrama, que se atraviesa mediante un túnel doble de 28,4 km, que es el quinto túnel ferroviario más largo del mundo. En esta zona también se han ejecutado importantes estructuras como los Viaductos de Majalahita o el Viaducto de Arroyo del Valle.
Se realizó una fase de planificación de los trabajos, recopilando y organizando la información, que se distribuyó entre los equipos temáticos. Se pasó al estudio y análisis de esa información, lo que sirvió para planificar la inspección in situ de cada tramo. La segunda fase del trabajo se dedicó a la inspección en campo del estado actual de la nueva línea de alta velocidad, con lo que se detectaron patologías potenciales, permitiendo establecer medidas correctoras.