Todos los edificios del mundo tienen por delante dos hitos claves que marcarán un antes y un después en la buena salud del planeta, además de una revolución sectorial. La industria de la edificación se enfrenta a las tres décadas más importantes de su historia reciente. El objetivo: construir otro mundo y mejorar las condiciones de vida y trabajo de las próximas generaciones.
Existen numerosas iniciativas mundiales destinadas a impulsar la reducción de emisiones en la industria de la edificación. Una de las iniciativas más destacadas es la campaña global Advancing Net Zero, liderada por World Green Building Council (WorldGBC), en la que se integra el Green Building Council España (GBCe). Con el beneplácito del Pacto Mundial de la ONU, esta iniciativa se propone implicar al tejido empresarial, a organizaciones y gobiernos en el cumplimiento del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Existe un amplio debate internacional sobre lo que significa en la práctica el concepto Net Zero Carbon. Actualmente la definición más aceptada precisa que se trata de un inmueble que cubre todas sus necesidades energéticas con energías renovables, preferentemente generadas in situ, para lograr anualmente un balance cero de emisiones netas de carbono en su funcionamiento.
El primer horizonte temporal establecido en la campaña Advancing Net Zero está fijado para 2030. A partir de esa fecha, todos los edificios que se construyan deberán ser Net Zero Carbon. El segundo objetivo, cuya fecha se ha establecido en 2050, coincide con el reto de neutralidad climática general determinado por la Unión Europea y adoptado por España. En ese momento, todas las construcciones, las que ya existan y las de nueva creación, deberán ser Net Zero Carbon.
La definición actual de la neutralidad de carbono en edificios es la que algunas empresas están incorporando a sus políticas de sostenibilidad, pero este compromiso recoge sólo una parte del desafío: la que se refiere al funcionamiento de los edificios. ¿Qué ocurre con las emisiones que generan las fases de demolición, construcción y suministro de materiales? Según datos de la propia WorldGBC, estas acciones concentran entre el 10% y el 20% de la huella de carbono que tendrá el edificio durante su vida.
Análisis del ciclo de vida
El director de Safety & Sustainability de WSP Spain, David Llamas, subraya la necesidad de realizar siempre un análisis del ciclo de vida previo que aclare, por etapas y de manera exhaustiva, el coste medioambiental de cada edificación y cómo eliminar o compensar sus emisiones. “En ese estudio pormenorizado valoramos tanto la fase de operación como las fases de construcción y fin de vida de la edificación. Analizamos también el origen, extracción y obtención de las materias primas, su transporte, el uso de maquinaria pesada, la utilización de un recurso tan valioso como el agua, los residuos generados, la energía consumida en el proceso de construcción, las posibles rehabilitaciones del edificio y hasta su demolición y eliminación final”, precisa David Llamas sobre el trabajo de consultoría que desarrolla WSP Spain para diversas empresas del sector Property & Building que ya han comenzado a implementar la filosofía Net Zero Carbon a sus nuevos desarrollos inmobiliarios.
WSP ha asesorado a Lipton Rogers Developments para encaminar hacia la neutralidad de carbono al edificio más alto de Londres, la torre 22 Bishopsgate, y ha rediseñado la estrategia de eficiencia energética del Moscone Convention Center de San Francisco durante su reciente ampliación.
La modelación energética de cada negocio o actividad es la clave para saber cuánto se puede acercar una edificación al objetivo de cero emisiones y qué inversiones serían necesarias en el proceso. Partiendo de un modelo en 3D del edificio, las tecnologías implantadas y la calificación energética resultante, el equipo de profesionales del área de Sustainability de WSP Spain ofrecen diferentes escenarios de mejora y reducción de emisiones.
La calificación energética de un edificio se expresa actualmente a través de varios indicadores que califican el comportamiento del edificio y proporcionan información útil sobre los aspectos a tener en cuenta a la hora de proponer recomendaciones. Estos indicadores son anuales e incluyen las emisiones de dióxido de carbono y el consumo de energía primaria no renovable. Para ello, se analiza la potencia consumida en calefacción, refrigeración, ventilación, producción de agua caliente sanitaria e iluminación para mantener las condiciones de confort térmico y lumínico, así como la calidad del aire interior.
“La realidad europea es que la edificación representa el 40% de la energía total consumida y emite un 38% de las emisiones de CO2. Unos datos que apuntan claramente la necesidad y urgencia de descarbonizar el sector y pensar en un futuro en el que, paradójicamente, podamos empezar desde cero”, afirma el director de Safety & Sustainability de WSP Spain.